jueves, 15 de enero de 2009

El que recuerde lo bien que la paso en mi casa, el que se lo tenga que decir de esa manera, el que no le importe que me de cuenta – me hace pensar que no hay respeto alguno -.

Ese pequeño espacio entre la puerta es mi hogar, y esos labios con los cuales lo recuerda también lo son; así mismo el sillón y la cama, y la silla frente a la cámara, y todo dentro de ese umbral queda a la calle es mi hogar.

No eres el único con el cual he compartido una velada y tampoco serás el último; así que deja de sentirte especial, por que tampoco tú lo eres.

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